domingo, 27 de enero de 2008

El aplauso

El aplauso
Ramón Serrano G.

No es un plagio, ni cabe pensar en él, que alguien, siguiendo la idea que en su día adoptara otro, hace algo selecto, primoroso y, como tal, digno de los mayores elogios. Es eso lo que ha llevado a cabo el Grupo de Teatro Pathos al teatralizar diversos episodios del Quijote, dándonos con ello una gran satisfacción a los escasos cuarenta espectadores que acudimos a verles al auditorio López Torres. ¡Qué pena! Tomelloso, que lleva ya muchos años culturizándose de forma asombrosa, ha tomado en estos momentos la “manía” de acudir en exclusiva a las representaciones que se dan en el teatro municipal, como si las que se hacen en otros lugares no tuvieran la misma categoría y belleza. Parece interesar más el continente que el contenido, y se acude en masa al aludido coliseo del parque viejo y no tanto al otro recinto municipal. Pero recordemos que el restaurante no hace bueno al guiso, si el guiso no es bueno de por sí.
Proclamo, con orgullo y una gran alegría, que el nuevo teatro es uno de los mayores logros de la ciudad en los últimos tiempos. Debemos estar y estamos muy orgullosos de él, así como de las obras, tanto teatrales como musicales que allí se dan. Todo, o si alguien excesivamente escatimoso quiere, diremos casi todo, funciona en el citado coliseo muy bien. Y de ello, digo, nos alegramos y por ello felicitamos a quien sea responsable. Aunque sí quisiera apuntar, aquí y ahora, alguna deficiencia que he encontrado. Deberían, para el próximo ciclo, instalar una concha acústica en el escenario, así como mejorar la visibilidad del anfiteatro. Por otra parte los caballeros tendrían que recordar que a los espectáculos musicales de la categoría de los que componen el ciclo, se acude con chaqueta y corbata y no en mangas de camisa o con jersey. Todo se andará, espero.
Pero tomemos la idea que aquí nos trae, para decir, en primer lugar, que es muy buena la idea del Grupo, ya que con ella se acerca al espectador a la inmejorable obra cervantina, consiguiendo que quien no la haya leído se interese en hacerlo y a quien ya la conoce, se regocije en extremo al recordar pasajes tan excelsos.
Sobre estos cabe decir que ha tenido el seleccionador un gran acierto al elegirlos. Son todos estupendos, aunque cabe destacar la magnificencia de aquél de los refranes, el de los juicios de Sancho y el postrero, con la muerte del hidalgo. De los por ellos elegidos yo cambiaría a lo sumo uno, el del topetazo con la iglesia, sin que ello dé lugar a decir que es de menos categoría, sino únicamente que se presta menos a la diversión y entretenimiento del auditorio. Y si no se me trata de intruso o atrevido, aconsejo la intromisión de algún acto en el que fuese más activo el protagonismo de la mujer. Hablemos de Marcela, de Luscinda, del Curioso Impertinente o incluso de la mujer de Sancho. Además, con ello, no echaríamos en falta a nuestra admirada María Victoria Caba.
Ocurrente es la presentación del acto, tanto el hogareño rincón con el viejo aparato de radio de lámparas, como el caballete con los acertados dibujos alegóricos a lo que se está representando, aun cuando a mi criterio se debería acortar la duración de los anuncios y acoplar mejor los efectos musicales con las voces en off, por cierto, demasiado dura la femenina. Pero sé bien que esos caminos se andarán, porque parece que la presentación de la obra ante el público ha sido un tanto prematura, o sea, sin el debido acoplamiento y ensayo.
En cuanto a la interpretación, y como ya es tradicional en los componentes de este grupo, están todos ellos muy aceptables, incluso la “muda” Ana García Rojo, y más si tenemos en cuenta que, al fin y a la postre, lo que hacen es una lectura de textos, lo que no ayuda demasiado al lucimiento personal. Quiero destacar, de cualquier forma, a los dos protagonistas, Manuel Fuentes y José Mª Arcos, que vanse intercambiando los personajes de D. Quijote y Sancho, y decir que ambos están fantásticos, aunque mucho más lucidos cuando representan al escudero que al hidalgo. Uno en el episodio de los refranes y el otro en el sucedido del miedo están verdaderamente geniales.
En suma: que el Grupo Pathos ha sabido crear un espectáculo que sin duda alguna será acogido pasa sí por diversas compañías y representado en muchos lugares. Pero tiene además los méritos añadidos de ponerlo en escena con un muy buen hacer y con ello conseguir, primero entretener y divertir al auditorio y después acercar la cultura a muchos. Díganme ustedes si, por todas estas cosas, no se merecen un gran aplauso y mucho más cuando desarrollaron su delicioso y magistral trabajo tan sólo en el Auditorio.

Abril 2004
Publicado en “El Periódico” de Tomelloso el 23 de Abril de 2004

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Ramón: me gusta el análisis crítico que haces y que ayudará sin duda a la puesta a punto de esas representaciones.
De todas formas, a ver si en mi próxima visita a tu pueblo (lo considero también un poco mío), me llevas a ver esos nuevos centros de cultura...en lugar de llevarme a los bares...Es broma; un abrazo.A.Castro Oliver