jueves, 3 de noviembre de 2011

Cantiga

Cantiga
Ramón Serrano G.

¡Mala la hubisteis hispanos, en esa de Monipodio!
Vos, que supisteis salvar/ con gran sensatez y aplomo,/ un cambio de tomo y lomo/¡sin decir una bobada!,/ ¡sin tener nunca un mal modo!,/y habiendo estado en la nada,/conseguir tenerlo todo./ Cuando parecía ser/ que estabais dando lección/ de un proceder ortodoxo/ en hacer la transición,/no supisteis mantener/ actitud, formas y logros/ y caísteis en un foso/ que fue vuestro perecer:/de la política hacer/ vuestro gran modo de vida/sin pensar nunca jamás,/ que siendo de esa partida/ jodíais a los demás./
Y es que, parece mentira,/ que habiendo nobleza en todos,/(y si no en todos, en muchos);/ un “savoire faire” muy pulido;/ en el comportarse duchos;/ y un humanismo de oro./ Ese por el que suspiran/ francés, castellano o moro/ y quien sea bien nacido./ Que estando prestos a dar,/ pacífica solución! a un muy singular problema,/ clero, milicias y gente,/ nadie, en tan gran ocasión/ pintada sin un cabello/ alguien tuviese la flema/ de manera conveniente/ y con raciocinio obrar,/ llevando a buen puerto aquello/ para haber alzado bien,/ y bien dejado a su vez,/ en el campo y en el foro,/ en el lugar que merece/ esta nuestra “piel de toro”/ que por raza y tradición/ merecía y aún merece./
Se acababa de vivir/ en nuestra querida Iberia/ dictadura cuarentena/ y tenemos que decir/ que al esto finiquitar/ crearonse opiniones:/ para aquél, fue cosa seria,/ y para el otro, una pena./A muchos les daba igual./O sea, que hablando muy mal/ les tocaban los…riñones/ En diciembrera mañana/ se produjo en tierra hispana/ extraordinaria eclosión:/ nació la Constitución,/ votada por mayoría./ Y junto a aquesta alegría,/ que había llegado hasta nos,/debo contaros a vos,/ lo que quiso ser festín,/ pues viviríamos, al fin,/ sin un roce, ni un rasguño;/ la mano abierta, no el puño,/ sin altercado o porfía,/ pensando,… hasta en ser felices./Y es más: en comer perdices./ Al menos, eso creía./ Y ante este buen hacer,/ de Quijanos y de Panzas,/ ante tamaña esperanza/ de pensares e intenciones/ boquiabiertas las naciones/ y algunas aún no creyendo,/ quedaronse admiradas,/ fascinadas, y aplaudiendo./
Iban a ser los autores/ de fantasía tamaña,/ alguien que tuviese maña/ para ejercer de doctores/ que nos supiesen sanar/ de los males padecidos/ anulando los temidos/ que nos pudieran dañar./ Se nos dijo y prometió,/ es más, hasta se juró:/ Vivirán para nosotros./ Por nosotros penarán./ Para ellos nunca obtendrán/ más que alguna sinecura./ Algo de poca montura/ con lo que beneficiar/ sus escuálidos bolsillos/ Unos cuantos “dinerillos”,/ dijeron por no asustarnos./ Su ganancia, será poca/ y su sacrificio, extenso/ Mas ya sabes caro amigo/ a lo que el hombre es propenso./Ya sabes lo que te digo./
Y de los buenos deseos,/ mudaron presto a los hechos./ Buscaron para ejercer/ su acción beneficiadora/ local semicircular,/ y en aquél, hora tras hora,/ laborar y laborar/ que el verlos daba placer,/ dejándose las pestañas/ lograron, con ciertas mañas/ y artes que nombrar da espanto,/el suministrarse tantos/ prebendas y beneficios,/con tan corto sacrificio/¡ tan grande recaudación/ para el resto de su vida,/ que la suya no era vida./ La suya era un bidón./
Y para darles lección,/ llegó allí Pedro Rincón/ viniendo de Cercedilla/ con baraja y con culero./Sentose, y dijo a un vecino:/ Esta es para timar./ El otro, por precaución/ pues quizás me hayan de dar/ por donde amarga el pepino./ Y acudió Diego Cortado/ nacido de un alfayate/ de ascendencia salmantina/ que como buen racional,/ aquello vio, y dijo: ¡Tate!,/ de la aguja y el dedal/ se vive bastante mal./ No tengo otra solución,/ así que me haré ladrón./ Pero ladrón, cosa fina./
Pronto ambos se conocieron,/ y ambos muy pronto intimaron/ y muy pronto se enseñaron/ los dos sus “sabidurías”./ Así que a los pocos días/ eran los dos hacedores/ con los naipes maravillas/ y dos grandes timadores/ desde Gijón a Sevilla./ Y no contentos con eso/-he de decirles también,/y sé muy bien lo que hablo-/ que le robaban a quien/ en ciudad, villa o establo/ abonaban sus impuestos./Presto hicieron compañeros,/ y amigos se hicieron presto/ de muchos otros colegas/, que llenaban sus talegas/ de modo poco correcto./
Y a qué seguir con la historia/ de aquestos, que conocéis por igual/ tú, aquél, u otro mortal/ que haya algo de memoria./ Uno hubo bueno./ Cien malos./ Y como eran mayoría,/ pronto se hicieron jauría,/ con hambre de lobo y zorra,/ y además viviendo bien./ No ya bien, a todo tren,/¡y otros pasando la gorra!./ Todos no son, ya lo sé/ viles, ni tienen por qué./ Pero en política vida/ igual que en otra movida/ los hay buenos, y haylos malos./ Y ante esta cantinela/ cada quien tenga su palo/ y el palo aguante su vela./
Paro ya, pues es sabido/ lo que tiene acontecido/ en este país tan raro./ Millones hay en el paro/ mientras otros en su ”nido”/ no se cansan de “piar”/ por conseguir su yantar./ ¡Pájaros de mal agüero!,/ Hartos estáis de dineros/ ganados con malas mañas,/ y siendo unos torticeros./ Supisteis trepar al podio,/ pero habéis hecho de España/ un patio de Monipodio/
Y este ha sido mi cantar/ con el que os quise alegrar/ aunque metiese algún ripio./ Quedo yo con mi pesar/ sin querer participar/ del dolor que participio/.

Noviembre de 2011
Publicado en “El Periódico” de Tomelloso el 4 de noviembre de 2011