viernes, 11 de mayo de 2018

Palabras

Siempre hubo, hay y habrá, incógnitas en el mundo cuya explicación está reservada a los cultos y estudiosos, mientras que los pobres ignorantes nos vamos apañando con descubrir la existencia de algunas, fijarnos en ellas e intentar conocerlas y, al hacerlo, quedar ciscunspectos y admirados. Así está hecho sin que el hombre de la calle, y desde luego yo, sepamos por qué. De ese modo, y que cada loco está con su tema (hay a quien le da por la cetrería, el alpinismo o la filatelia, aunque de estos hoy ya no hay muchos), a mí me agrada el idioma y concretamente algunas palabras polisémicas, es decir, que pueden tener pluralidad de significados en una expresión lingüística. Hablando de ellas debo decir en primer lugar que su origen se puede deber a diferentes causas, como un cambio de aplicación, la especialización en un medio social o por la influencia de idiomas extranjeros, etc., lo que origina palabras homónimas con diferente etimología, como ocurre con la reja del arado y la de la ventana, A esto es a lo que vengo a referirme hoy, significando de nuevo que hay palabras que tienen diferentes nominaciones y tipos, ya que puede haber homónimas homógrafas, homófonas o léxicas. Voy a hablar en primer lugar a algunas de aquellas que, siendo exactamente iguales, con su utilización nos estamos refiriendo a cosas, objetos o situaciones muy diferentes, pero sin que ninguno de ellos puede ser, o llegar a serlo, de un modo peyorativo. La motivación de esta variedad se debe a diversos motivos, como por ejemplo la especialidad en un medio social: la masa a la que se refiere el profesor de física, la que utiliza el albañil o con la que trabaja el panadero; o a la metonimia, por la que se dice el laurel por la gloria, o las canas por la vejez. Quiero aclarar que, habiendo como hay gran cantidad de estos términos, sólo me referiré a unos pocos, sin que para ello haya seguido un criterio específico. Voy a citar algunos. Son palabras homógrafas, Bajo, que puede referirse a ser de poca altura, al tono o potencia de voz, o al concepto que se tiene de alguien. Gato, animal de la familia de los felinos, herramienta para levantar objetos pesados, criado, tipo de juego, danza argentina. Frente, línea de batalla, parte superior del rostro, frontal de una casa o de algo, o encabezamiento de una agrupación. Carta, con lo que designamos de igual manera a una epístola, a un naipe de la baraja o a la relación de platos de un restaurante. Barra, con lo que llamamos por igual al mostrador de un bar, a una palanca o a una pieza alargada de pan. Cubo, o sea, una figura geométrica, un balde o recipiente, o una operación matemática, y ya hablaré sólo del caso concreto de Copa, con lo que se alude tanto a un vaso con pie, al conjunto de ramas y hojas de un árbol, a un premio deportivo, como a la parte hueca del sombrero, y así hasta quince conceptos diferentes. Recordar brevemente algunas palabras homónimas- homófonas que se pronuncian igual pero su escritura y significado son distintos: tubo/tuvo, aya/haya, vote/bote, ablando/hablando. Y en cuanto a las léxicas, las que constituyen una raíz y sus derivadas, citaré metal, metálico, metalizado y metalurgia, o árbol, arboleda y arbusto. Hasta aquí, y como se ha visto, me he venido refiriendo a acepciones normales, es decir, que ninguna de ellas es desfavorable, queriendo rehacerlo por último a aquellas palabras que tienen un significado variado y uno de ellos es displicente o despectivo. Así: Perra, que es un sustantivo con el que nombramos a un animal, pero también un calificativo para una modo de vida, para una rabieta, para la carencia de dinero o para aludir a la vagancia. Y digo yo: ¿y por qué no se les llama gato, totovía o cangrejo? Se conceptúa como diestro a quien posee un gran saber, arte o habilidad o tiene tendencia a utilizar la mano o el pie derecho. Pero con siniestro, en vez de denominar a quien es zurdo, zoco o zocato, nos referimos a quien es avieso, abyecto, maligno. Debe provenir de que a la siniestra iban los malos, y, por ello, a los niños se les educaba para la exclusiva utilización de la mano derecha con cucharas diferentes, atándoles la mano izquierda, o diciéndoles esa mano sólo se utilizaba para orinar. Citaré ahora la política, para decir que siendo una cosa normal algo malo habrá en ella cuando se dice: Parece estar bien lo que hace, pero no hay que olvidar que es muy político. O aquello otro de: los políticos son como las setas: si son buenas matan el hambre, pero si son malos, y estos suelen ser los más, matan al hombre. Muchos de ellos deben saber que Gandhi dijo: “La mejor política es la honestidad”, pero ¿quién se acuerda hoy ya de Gandhi? Permítaseme ahora una breve alusión a oxímoron, una combinación en la que en una misma estructura sintáctica se emplean dos palabras de significado totalmente opuesto. Por ejemplo: un silencio atronador, una luz oscura o un hielo abrasador. Y para terminar haré alusión al vocablo curioso con el que se designa a quien es limpio y aseado, aquello que despierta interés por su rareza u originalidad, y a quien trata por enterarse de vidas y cosas ajenas, no haciéndolo por saber sino por ser fisgón o entrometido. Sobre uno de estos hay una novela corta que aparece en la primera parte del Quijote, en la cual el cura Pero Pérez narra la improcedente curiosidad de Anselmo debido a la petición que este hace a Lotario. Claro que aquel pobre hombre tenía más de un defecto: además de curioso, era impertinente. Ramón Serrano G. Mayo 2018