jueves, 7 de junio de 2018

Lo difícil

El tema que nos ocupa hoy creo que es realmente difícil, aunque todos sabemos que lo difícil, o sea, aquello que cuesta mucho conseguir, lo que se hace o se comprende con un gran esfuerzo, no lo es siempre en el mismo grado para todas las personas que se enfrentan a ello. Y esto ocurre todavía más en aquellos episodios o aventuras que lo son mucho, porque en las más o menos facilonas todos acabamos por triunfar, siendo en las peliagudas en las que hay una mayor diferencia para su consecución entre unos u otros. Así pues, sabiendo que lo difícil es aquello que su consecución o realización presenta obstáculos, hay que admitir que esta no es una definición absoluta ya que esos escollos son salvables para unos, mientras que a otros les es (nos es) prácticamente imposible vencerlos. Además, hay que tener presente que en lo difícil como en lo fácil se da por un lado la eseidad de lo que son en sí mismos y por el otro lo que piensan sobre ello las gentes, opiniones que muchas veces son equivocadas, lo que se observa cuando se estudian con paciencia y se acomete su realización. Deseando hablar de lo difícil, obviaré hacerlo de lo fácil, aportando de ello tan sólo una opinión y una anécdota. La primera manifestar que un sabio griego dijo que en la prosperidad es muy fácil encontrar amigos, pero tenerlos en la adversidad es muy difícil, casi imposible. La segunda, contar que, tras un altercado en una casa de lenocinio, acude la policía que se lleva a algunos clientes y a varias “profesionales”. Ya en la comisaría, en el interrogatorio, le peguntan a una de ellas:- Entonces, ¿usted es una mujer de vida fácil?, a lo que responde la interfecta:- Que se piensa usted que es muy fácil soportar a un borracho a las tres de la mañana. La dificultad para hacer o conseguir algunas cosas existe y negarlo sería absurdo, pero en muchas ocasiones, en bastantes, esos impedimentos se dan por la falta de conocimiento del medio adecuado y en las más porque no se pone el necesario interés para conseguir la realización de la obra o la solución del problema que nos ocupa. La displicencia suele ser la causa de muchas derrotas y muchos abandonos, así como el conformismo. Aquello de: - No es lo que yo hubiese querido, a lo que yo aspiraba, pero “con esto me apaño” y me evito tener que estar esforzándome. Porque, afortunadamente, todo en esta vida es superable aunque, claro está, hay cosas que precisan mayores desvelos y sudores. Poder llegar a conocer con minuciosidad las interioridad de la física cuántica, dominar el idioma burushaski, o haber comprobado si la estrella más cercana a nuestro sistema solar es la Wof 359 o la Próxima Centauri, o una oposición modus vivendi, son cosas que parecen inalcanzables, pero muchos hay que lo han logrado. Y estos son ejemplos de tecnicismos, peo también hubiese podido otros de tipo espiritual o afectivo, como lo es conseguir un sello de dos reales azul de Isabel II y de 1850, o una sonrisa de “alguien especial”. Y así, cuántos casos podríamos citar de logros obtenidos por algunos sobre empresas que parecían inhacederas, por personas a las que hay que nominar como decididas y valientes a las que no ha asustado lo difícil, ya que, tristemente, hay que reconocer que esa es la palabra a la que demasiadas veces nos aferramos para no intentar lo posible. Porque las más de las veces, cuando se nos presenta alguna tarea más ardua de lo normal, algo cuya resolución nos es más costosa, más afanosa de lo que es común, no nos paramos a pensar que ella no es sino un banco de pruebas, y que superarlas hace que las personas sean mejores y más sabias, y que si se va uno acostumbrando a vencer las pequeñas empresas aprenderá pronto a hacerlo con las difíciles. Por otra parte, y además, no se tiene casi nunca presente que cuanto mayor es la dificultad de una prueba que ha sido eficientemente superada, mayor es la felicidad que se alcanza por haberlo logrado y podríamos hablar de que se aprecia más lo que nos ha costado mucho conseguir. “Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria” dijo Cicerón. Enfocando el tema desde un punto de vista subjetivo, hemos de decir que cuando estamos tratando de resolver un problema, o de alcanzar una meta, las dificultades que se nos van presentando cerca del final son las más peliagudas de resolver y no porque lo sean en sí, sino porque las anteriores ya están superadas. Aquello de que “hacienda hecha quita cuidado”. Entonces me resta decir que existe lo difícil pero no lo imposible, que todo se puede solucionar y alcanzar si para ello se tiene una gran voluntad de conseguirlo, no se escatiman esfuerzos en su consecución, sin arredrarse ante la magnitud de la empresa a la que se acomete, atacando siempre los problemas de frente, que no de soslayo y sabiendo levantarse una, y las veces que sean precisas, tras el desliz y hacerlo felices pues de las equivocaciones se aprende y mucho. Ya tan sólo dos cosas: una, decir una vez más que lo difícil no es saber vencer el problema, sino acopiar empeño suficiente para lograrlo. Que lo fácil es tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, pero que es muy difícil criar al hijo, regar el árbol y que alguien lea el libro. Y otra que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Pero ese ya es otro tema. Ramón Serrano G. Junio 2018

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